EL DESAFIO DE LA VOLUNTAD
Dra. Victoria Lucía Aristizábal
No hay cesación hasta el fin de la jornada, solo podemos mantener en la garganta el mandato de igualdad y que la gloria no esté sumergida. Que el alma este en la silenciada llamarada viva reviviendo el aliento de la vida que renace día a día. La liberación del ser humano es acariciada por el desafío de su voluntad, paseándola orgullosamente, presidiendo el destino de sus días y aunque mire a sus hermanos como un rebaño arisco, que se sorprenda ante los cambios y en sus antojos mantenga el gobierno de su alma y sea centinela de los momentos donde la vida se siente.
El gran momento de la historia ha sonado y aunque se muestra aterrador, es bueno que ruede el llanto sin que sea mayor a la tristeza, porque siempre habrá un arcángel de la luz que tocará las campanas en las calles deshechizando las sombras envolventes cuando pasen los grises con su mano de hierro dirigido a aplastar al débil, al ingenuo, al que no está preparado tras su bota pacificadora, más vendrán las gestas invencibles celestiales que con su astucia e ímpetu vencerán ante la orden estimable de Quién todo lo puede.
Las jornadas eternas viscerales deben ascender para experimentar el verdadero afecto, donde existe la palabra hermosa rimadora para el verso, donde está la calidez de las expresiones humanas más accesibles que no someten sino que liberan ante un clima de respeto, tras la heredad de los enamorados que caminan con los ojos del ensueño escribiendo con amor su historia, contemplándose sin dolor el alma, porque el hálito de Dios sostiene su nervio.
Verticales bajo el cielo, en plena cima y dominando al mundo desde la realidad de las alturas y asidos de las manos están los hombres y las mujeres que no se separan, que saben del triunfo de la unión y entregan su alma toda, aun exista la desnudez de la distancia. Dios si quiere con todo su poder que salgamos adelante guiados por el espíritu de paz, por el genio que ya sabe discernir ante el tiempo de la victoria, ya no se somete a los manipuladores del descenso. Son gigantes de la tierra, inmortales que cuidan palmo a palmo su destino y en su brillantez, siguen girando la rueda de su historia en la más noble dinámica de su hacer, presto a continuar en su potencia, transformados y conscientes de este cambio que la Madre Tierra nos abre y no nos cierra.
Entre laureles de imperial bravura cerca del Padre celestial estamos. El nos patrocina a la diestra para conformar la gloria de todo y mientras el carácter se templa en espíritu esta al sol como el acero, porque no se rendirá ni se replegará, seremos encantadores de estas energías nuevas que desean penetrar nuestra aura como un suave cielo de femenino encantamiento fijos los ojos en el solador de las glorias y llenos de sueños y de esperanzas, seguiremos encendiendo el alma como un arco de luz en el tiempo, en una intuición feliz que esta como un pequeño sol resplandeciente, como una cantera de amor sublimizante y ante este ímpetu ya no hay opresiones, nos quedaremos de cara al cielo con la felicidad palpitando con los brazos en alto recibiendo la bendición unánime.