que se siente tristeza por una ausencia.
Es ausentarse un poco a veces,
otras, un tanto más,
de ésto que muchos llaman realidad
y que a mi poco me atrae.
Me atrae sentirte cerca,
tenerte cerca,
verte cerca,
sorprenderte cerca.
Pero el que estés así de cerca
no pertenece a ésto que muchos llaman realidad
y que a mí, poco me atrae.
Tengo que conformarme entonces
con imaginarte cerca,
soñarte cerca,
anhelarte cerca,
y rogar para tener la fe
que un día me sorprendas y estés cerca.
Extrañar es no resignarme
a que existen distancias;
de tiempo, de espacio,
de sentimientos, de deseos;
entre lo que quiero y lo que tu deseas,
entre las lágrimas que yacen en la mesa
y las suicidas que se asoman en mis ojos;
entre lo que sueño
y ésto que muchos llaman realidad
y que a mí, poco me atrae.
Me atrae el intercambio de miradas,
que no sé si pasó realmente o fue
un hermoso engaño que se vistió de verdadero.
Me atrae el roce de tus dedos,
acariciando como siempre lo imposible.
Me atrae tu voz que me llama,
aunque sea sólo para despertarme
en medio de ésto que muchos llaman realidad
y que a mí, poco me atrae.
Extrañar es el consuelo que me queda,
la esperanza de que regreses
a donde nunca has estado,
que se aniquilen las distancias
que siempre han existido,
para que me atrapen tus miradas,
para que me rocen tus dedos,
para que tu voz me llame
y calle a los silencios.
Y así transforme ésta realidad
que a mí, poco me atrae,
en la realidad de mi sueño cumplido,
ese que día a día…
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