POEMA DE TUS MANOS
Tus manos son
dos nardos que mi boca ensortija de besos. En tus manos, transformose el
manojo de mis penas en manojos de cantos.
Cuando acarician mi cabeza
negra hay en mi frente pensamientos blancos. Surgieron en el mar de mi
agonía y se tendieron en mi sueño náufrago.
Y no son manos consteladas
-iris de zafiros, diamantes y topacios-: son manos que adornaron las
virtudes con las ásperas joyas del trabajo.
Deja verlas, Amada. Que
mis besos endulcen el dolor de su cansancio y déjame anunciarte que el
mañana es una blanca redención de nardos.
Texto de Jesús Ruíz |