Hola !!!
El encuentro fraterno, siendo plenamente humano, es signo eficaz de la presencia liberadora de Jesús. En la oración y por la oración aprendemos a vivir en confianza incondicional. Nos convertimos en cauce de la presencia, acogida, solidaridad, ternura... de Jesús, los unos para los otros. Nuestra tarea es ayudarnos mutuamente a ser personas más humanas, más libres y más felices, caminando juntos hacia la fraternidad universal.