Nada en este mundo es un regalo.
Lo que ha de aprenderse debe aprenderse arduamente.
Cada vez que un hombre se propone aprender tiene que esforzarse como el que más, y los límites de su aprendizaje están determinados por su propia naturaleza.
Por tanto, no tiene sentido hablar del conocimiento.
El miedo al conocimiento es natural;
todos lo experimentamos, y no podemos hacer nada al respecto. Pero por temible que sea el aprendizaje,
es más terrible la idea de un hombre sin conocimiento