Una investigación analizó los
factores de riesgo de esta enfermedad en mujeres jóvenes y concluye que las
pruebas para evaluar ese riesgo y prevenir la enfermedad deben empezar a una
edad más temprana
El estudio canadiense, publicado por The Lancet en
Internet, recomienda sustituir a
esas edades las mamografías por imágenes de
resonancia magnética (IRM), que permiten
medir la concentración de agua en la
mama de la joven de forma parecida a los rayos X, pero sin la radiación
ionizante.
Según los autores, su investigación demuestra que la
composición del tejido de la mama
en las mujeres jóvenes puede estar relacionado
con el riesgo de padecer cáncer a mediana edad o más adelante.
La cantidad de tejido mamario denso, que suele calcularse
con las mamografías y se
describe como densidad mamográfica (DM), varía mucho en
la población femenina, apuntan.
Se sabe que, en las mujeres maduras, la densidad del
tejido es un factor de riesgo importante para el desarrollo de la enfermedad, y
que el peligro aumenta según se incrementa la densidad.
Sin embargo, observan los expertos, no se sabe mucho
sobre el desarrollo de la DM en las mujeres jóvenes, y cómo este dato está
relacionada con su altura, peso, edad y con la densidad mamográfica de sus
madres.