Siento en mi alma como tu voz rasga mis vestiduras hechas de
miedo y pudor. Siento en mi cara el rubor de una mirada atrevida.
Toda mi piel cambia de color ante la presión apenas sostenida de
una mano de hombre. Mis ojos huyen tu mirada, mis oidos anhelan
tus palabras. Mi boca apenas articula palabra. Todo mi cuerpo
cual mimbre verde se dobla en éxtasis. Mi sonrisa imita al arco
iris plena de sentimientos nunca antes conocidos, en un esfuerzo
casi inhumano, apenas perceptible, timidamente esbozo un ¡te
quiero! que al instante, es correspondido.