No obstante, esto no impide a que suban otras personas qué no serán tan especiales.
Llegan nuestros hermanos, nuestros amigos y nuestros maravillosos amores.
De las
personas que toman este tren, habrá los que lo hagan como un simple
paseo, otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, y habrá
otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a
quien lo necesite.
Muchos al bajar, dejan añoranza permanente;
otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que
desocuparon el asiento.
Es curioso constatar que algunos
pasajeros, quienes son más queridos, se acomodan en vagones distintos al
nuestro; por lo tanto, se nos obliga a hacer el trayecto separados de
ellos. Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos
con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos.....
Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento.
No importa; el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas... pero jamás regresos.
Entonces hagamos este viaje de la mejor manera posible.
Tratemos
de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo
mejor de él... recordemos siempre que en algún momento del trayecto,
ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos ya que
nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos
comprenda.
El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en
que estación bajaremos, mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros,
ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
Hagamos que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena.
Hagamos tanto
para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento
vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje
permanezcan.
Desconozco el autor (Texto bajado de la Web)