ALLÍ termina todo y no termina: allí comienza todo: se despiden los ríos en el hielo, el aire se ha casado con la nieve, no hay calles ni caballos
y el único edificio
lo construyó la piedra. Nadie habita el castillo ni las almas perdidas que frío y viento frío amedrentaron: es sola allí la soledad del mundo, y por eso la piedra
se hizo música, elevó sus delgadas estaturas, se levantó para gritar o cantar, pero se quedó muda. Sólo el viento, el látigo del Polo Sur que silba,
sólo el vacío blanco y un sonido de pájaro de lluvia
sobre el castillo de la soledad.
Pablo Neruda
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