ENSOÑACION LASCIVA

 

Un fantástico día

sin duda cual ninguno,

en una tierra hermosa

de verdes praderas

y flores multicolores,

el sol y la lluvia

anduvieron en amores.

 

Y de aquel celeste idilio

nació el arco iris,

tan bello y majestuoso

que todos lo querían contemplar;

entonces de prisa acudieron

la ternura,

la inteligencia,

la gracia

la belleza,

y la picardía,

y asombradas exclamaron:

¡Oh, cuanta belleza!

 

Ellas, las cinco cualidades

que siempre iban juntas,

luego le preguntaron:

Oh, magnifico arco iris,

¿Cómo puedes ser tan grande

y a la vez tan bello y tan sutil?,

¿Cuál es el secreto de tanta majestad?

 

No hay secreto en ello,

-respondió el arco iris-,

estoy hecho de luz

pero no soy uno,

sino que soy la suma de un espectro de luz

y si ustedes las cinco se fusionan en una

habría un resultado

aún más primoroso que la Diosa luna.

 

Las cinco cualidades

ávidas replicaron:

Dinos hijo del sol,

si las cinco nos fundimos

tan solo en una

¿Cuál sería el resultado?

 

Muy seguro

y muy entusiasmado

respondió el arco iris:

Sin duda el resultado

sería una mujer.

 

Las cinco cualidades de pronto se miraron

y sin vacilar muy fuerte se abrazaron;

entonces a lo lejos estalló un fino llanto,

tan dulce y armonioso

como el canto del viento,

y ese era el llanto de una espléndida niña

nacida por encanto.

 

Ya no guardo el recuerdo

si este breve relato

es producto de un sueño

o de un febril ensueño.

 

Pero mi alma percibe

que la espléndida niña

con el tiempo ha crecido

y en regia mujer

se ha tornado y florecido.

 

Resumo entonces

que esa niña tierna,

inteligente y bella,

graciosa y pícara,

nacida por encanto;

que opaca al arco iris

y también a la luna.

 

Ahora es la hechicera

que dispuesta y desvelada

en su alcoba me espera

y que en rapto lascivo

la busco con vehemencia

y la sueño con ansia.

 

 JUAN EDUARDO