Ante ti no encuentro quien anda en mí, Buscando al hombre que debo, Que se extingue en tu mirada, Y se colma en tu belleza, Que domina el mundo. Ante ti no soy capaz de conseguir, Tu misterio oculto, La irrealidad de tu presencia, Y tu convenio con el cielo, Para hacerte más dichosa. Ante ti se mueve el ángel, Que aprisiona nuestras bocas, En un instante de amor, Desenfrenado y ciego, Que justifica una vida. Ante ti mi tierra arde, Con taquicardias arrítmicas, Que impulsan mi corazón, En tu cuerpo y en tu mente, Y asi alcanzar el destino que pisas, Con arrogancia ingenua. Ante ti cuelgo mis pasos, Que se atan al presente, De tus besos encarnados, Conformando eternidad. Ante ti la poesía, Enmudece de abrigo, Y las palabras se hielan, Anhelando aparentar que te definen colmadas, Anhelando descubrir quien eres, Tan fuera de lo inventado.