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General: Tenemos que saber algo sobre la fibrosis quistica
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La fibrosis quística (abreviatura FQ), es una enfermedad genética recesiva que afecta mayormente a los pulmones, y también en menor medida al páncreas, hígado e intestino.
Se caracteriza por una alteración en los canales CFTR de la membrana de
glándulas exocrinas (ej: glándulas sudoríparas). Esto implica que el
cloruro que ha salido en exceso para producir el sudor, no retorne por
dichos canales al interior de la célula, lo que llevará al ion sodio a
salir por gradiente electroquímico. Esto generará la característica de
sudor extremadamente salino.1
Es una de las enfermedades genéticas
más frecuentes en la raza caucasiana con una incidencia en la población
española, según recientes estudios de cribado neonatal, de
aproximadamente 1/5.000 nacidos vivos. Al presentar una herencia autosómica recesiva,
se calcula que un 4-5% de la población general son portadores de esta
entidad en la raza blanca. Es ésta una enfermedad de las glándulas
exocrinas que afecta a múltiples órganos y sistemas, debido a la
existencia de alteraciones hidroelectrolíticas y de las mucoproteínas a
nivel glandular, originándose secreciones anómalas y espesas que
producen obstrucción e infección con las consiguientes manifestaciones
clínicas. La principal causa de morbilidad y mortalidad continúa siendo
la afectación pulmonar, causante de un 95% de los fallecimientos.2
Esta enfermedad fue originalmente denominada fibrosis quística del páncreas, y también conocida como mucoviscidosis (del lat. muccus, "moco", y viscōsus, "pegajoso"), es una enfermedad frecuente que afecta al organismo en forma generalizada, causando muerte prematura. La dificultad para respirar es el síntoma más común, emergente de infecciones pulmonares crónicas, las cuales pueden mostrarse resistentes al tratamiento con antibióticos y otros fármacos.
La FQ es un trastorno multisistémico que causa la formación y
acumulación de un moco espeso y pegajoso, afectando fundamentalmente a pulmones, intestinos, páncreas e hígado. Así mismo, se caracteriza por la presencia de una alta concentración de sal (NaCl) en el sudor, lo que sentó las bases de la prueba estándar para este diagnóstico: el examen de electrolitos del sudor. El mismo evalúa, entre otros iones, los niveles de cloruro excretados. Una variedad de síntomas, incluyendo infecciones sinusales, disminución del crecimiento, diarrea son el resultado de los efectos de la FQ sobre los distintos órganos.
Se trata de una de las enfermedades fatales más comunes. Su prevalencia es mayor entre caucásicos; una de cada 25 personas de ascendencia europea es portadora asintomática de un gen
para FQ, siendo la enfermedad genética heredable más frecuente entre
esta población. Y aproximadamente una de cada 25 personas es portador
sano heterocigoto. Los afectados pueden ser diagnosticados mediante pruebas genéticas prenatales; también por screening
neonatal o, durante la infancia temprana, por la mencionada prueba del
sudor. No existe cura para la FQ, sin embargo, hoy en día existen
tratamientos en los que se puede tener una vida completamente normal
alargando la misma un 25%. La supervivencia media para estos pacientes
se estima en 35 años, alcanzando valores más altos en algunos países
(57,8 en EE.UU.).3 4 En casos severos, el empeoramiento de la enfermedad puede imponer la necesidad de un trasplante de pulmón.
La FQ es causada por una mutación en un gen llamado regulador de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR, por sus siglas en inglés). Este gen interviene en la producción de sudor, jugos gástricos
y moco. Aunque la mayoría de las personas sanas tienen dos copias
funcionales del gen, sólo una es necesaria para impedir el desarrollo de
fibrosis quística. La FQ se desarrolla cuando ninguno de estos genes
opera normalmente. En consecuencia, se la considera una enfermedad autosómica recesiva. El nombre fibrosis quística se refiere a los procesos característicos de cicatrización (fibrosis) y formación de quistes dentro del páncreas, reconocidos por primera vez en los años 1930.5
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La sintomatología de la fibrosis quística varía en función de la edad
del individuo, el grado en que se ven afectados órganos específicos, la
terapéutica instituida previamente, y los tipos de infecciones
asociadas. Esta enfermedad compromete al organismo en su totalidad y
muestra su impacto sobre el crecimiento,
la función respiratoria, la digestión. El periodo neonatal se
caracteriza por un pobre aumento de peso y por obstrucción intestinal
producida por heces
densas y voluminosas. Otros síntomas aparecen, más tarde, durante la
niñez y al inicio de la adultez. Éstos incluyen retardo del crecimiento,
advenimiento de la enfermedad pulmonar, y dificultades crecientes por
la malabsorción de vitaminas y nutrientes en el tracto gastrointestinal.
A la mayoría de los niños se les diagnostica fibrosis quística antes
del primer año de vida, cuando la mucosidad pegajosa que afecta pulmones
y páncreas, comienza a mostrar su impacto. En el tracto respiratorio, esas secreciones sirven como caldo de cultivo para diversas bacterias responsables de infecciones crónicas, con deterioro progresivo y permanente del parénquima pulmonar. Conforme se agrava la condición respiratoria, los pacientes sufren hipertensión pulmonar. Por otra parte, en el páncreas, el moco obstruye el tránsito de las enzimas sintetizadas por la glándula e impide que lleguen hasta los intestinos para digerir y absorber el alimento.
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