Caminas por el campo de Castilla Y casi no lo ves. Un intrincado Versículo de Juan es tu cuidado Y apenas reparaste en la amarilla Puesta del sol. La vaga luz delira Y en el confín del Este se dilata Esa luna de escarnio y de escarlata Que es acaso el espejo de la ira. Alzas los ojos y la miras. Una Memoria de algo que fue tuyo empieza Y se apaga. La pálida cabeza Bajas y sigues caminando triste, Sin recordar el verso que escribiste: Y su epitafio la sangrienta luna.