Voz de mi ser, antorcha cósmica,
realidad oculta de velos,
oír tus fonemas de átomos es mi deseo.
En ti la verdad es pura,
conciencia del aliento de los mundos.
Tu sendero es inmenso más corto en pasos,
solo cerrando los ojos te llegare a gozar
nunca te veré mas eres el espejo de mí ser.
Escuchándote oiré los latidos de mi vida,
los cantos místicos del alma universal.
Ermitaño en mi cuerpo quiero ser,
contemplando destellos de fogatas,
resplandores de tu omnipresente saber
aprendiendo como un niño a beber
desnudo de harapos eternamente, te amaré.
Siempre fuiste faro en mi sueño de existencia,
guiándome a tu mundo de pensamientos innatos,
rescatándome de los míseros llantos;
Abrazándome en la felicidad de tus brazos,
caricias cósmicas de mi yo interior.
Llegué a ti con esfuerzo sin dogmas ni reglas,
despojándote de las cadenas que te oprimen.
Y en mi te halle forjando mi corazón,
elevando mi alma a tu bello amor,
formando parte de tu inmortal universo.
Mis átomos son lágrimas de estrellas,
besadas con tu divino deseo creador,
conciencia pariendo las conciencias,
poniendo nombres a las realidades,
emanando mi alma de tu omnipotente amor.
No abriré las puertas de la oración,
ni las ventanas de los credos.
Te mirare como un ciego
y tu luz me acariciara por completo,
tu sonrisa será mi mejor premio.
Miguel Ángel Muñoz
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