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Yo era ese tonto jardinero,
que ponía rosas en tu ventana,
las mas rojizas y galanas,
en grandes ramos como luceros.
Yo era el delicado jardinero,
que llegaba cantando en el día,
entre mis manos una poesía,
y el beso puesto en el cielo.
El que alentaba tus rincones,
dejando esperanzas y abrazos,
hermosos lirios para el regazo,
y gardenias olorosas a montones.
Tan feliz desafiando los nubarrones,
y tan mía lindo juguete de pobre,
Sin pensar en el oro y creer en el cobre,
con tus manos y en ellas mis oraciones.
Esa vez que soplaron los ciclones,
arrancaron con enojo mis jardines,
ciudad florida, otrora de serafines,
asesinando con sañas mis ilusiones.
Las clases sociales, las posiciones,
aventajan increíble los sentimientos,
yo, el que adivinaba tus pensamientos,
humillado y vejado por las traiciones.
Tienen escalas variables los corazones,
si son de marcas y oscuros por el dinero,
contra la flor y el beso de un jardinero,
monedas falsas para comprar pasiones.
Osmani Llombart
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