Lo ideal para una vida tranquila, sería no cometer errores, pero sabemos que como humanos tropezamos una y otra
vez y muchas veces esos tropiezos son resultado de descuidos, de no cuidar el corazón y nuestros principios. Sin
embargo y a pesar de caídas y tropiezos, siempre tenemos la oportunidad de rectificar, no importa con qué fuerza
caigamos y nos fallemos a nosotras mismas, lo importante es que retomemos fuerzas, que nos levantemos con más
impulso y sacudamos el polvo de nuestro corazón. Debemos evitar reprocharnos los errores cometidos y mirar hacia
adelante con nuevas esperanzas, con el propósito firme de salir del fango en el que nos hundimos.
Nunca se es un caso perdido, tú nunca lo serás. Siempre habrá esperanza mientras estés dispuesta a tomar ventaja de
las oportunidades para rectificar. Abrázate a ti misma, hazte sentir el amor que eres capaz de dar a los demás,
demuéstrate a ti misma que eres capaz de no provocar dolor por una mala decisión, demuéstrate a ti misma que si
eres capaz de salir del estatus que tú misma has creado, no eres caso perdido. Habrá esperanza para ti mientras en tu
corazón tengas el deseo de salir adelante y gritarle al mundo entero: “me equivoque una, dos y muchas veces, pero
me he levantado y no volveré a cometer el mismo error de nuevo”.