Soledad significa aislamiento o confinamiento, falta de contacto con otras personas.
Puede tener origen en diferentes causas, como la propia elección del
individuo, una enfermedad contagiosa, hábitos socialmente no aceptados u
otras como la situación social o laboral del individuo. La soledad
durante períodos cortos es a veces valorada como un momento en el que
trabajar, pensar o descansar sin ser distraído. Puede también buscarse
por privacidad.
Por otra parte, la soledad durante períodos más largos suele ser vista
como desagradable, causando aislamiento y reclusión, resultado de una
incapacidad de establecer relaciones con los demás. Sin embargo, para
alguna gente no es algo deprimente: los monjes la ven como una forma de iluminación espiritual.
Debe hacerse una distinción entre la soledad física y mental. Un
individuo puede buscar soledad física para eliminar distracciones y
concentrarse o meditar más fácilmente. Aun así, no es el fin en sí
mismo, y una vez se alcanza suficiente capacidad para ignorar las
distracciones, la gente se vuelve menos sensible a las mismas y puede
mantener la concentración. Alguna gente muy entrenada (p.e. los monjes budistas)
pueden alcanzar altos niveles de concentración a pesar de las
circunstancias externas. Dicha gente no desea interacción con el mundo
físico: su atención es su mundo, al menos ostensiblemente.
Los síntomas de soledad impuesta frecuentemente incluyen ansiedad,
alucinaciones, o incluso distorsiones de la percepción y el tiempo. Los
jóvenes suelen adaptarse mejor a la soledad que las personas mayores.