A inveja é um sentimento inferior que se traduz pelo desejo da pessoa ser o que o outro é, ou possuir o que o outro detém.
É comum se invejarem as pessoas ricas, famosas, as que têm poder. Invejasse reis, artistas, empresários de sucesso.
O que não se analisa, nem se cogita é que a riqueza, a fama e postos de comando têm um preço.
Vendo as personagens que invejamos desfilarem nas páginas das revistas ricamente ilustradas, ou nas imagens televisivas, constatamos somente a parte boa, positiva.
As pessoas famosas, entretanto, não conseguem ter vida particular e nem realizar coisas simples, que desejariam.
Para saírem à rua, necessitam de esquemas de segurança, disfarces, horários próprios, uma série de cuidados.
Vivem em mansões ou palácios, mas não têm o direito de andar pelas ruas, olhando vitrines, descontraídas.
Não podem sentar num banco de jardim público, comer pipocas e ficar olhando o ir e vir das pessoas, numa tarde de sol morno.
Viajam em jatos particulares, têm uma agenda disputada, compromissos infindáveis e não conseguem um minuto de paz. Onde quer que estejam, fotógrafos, repórteres se encontram à espreita para fotografar, criticar, mostrar ao público.
Frequentam lugares sofisticados e caros, onde se sentem sempre como se estivessem em uma vitrine, observadas por todos.
Quando não, perseguidas por uma legião de fãs que tudo querem ver, saber, conhecer, disputar.
Se adoecem, não têm direito à privacidade. Detalhes dos exames realizados, do diagnóstico, tudo é do interesse do público.
Dramas familiares, que desejariam ficassem guardados entre as paredes do lar, logo se tornam de domínio público. Já pensamos como se sentiram aqueles que, porventura, tiveram apresentados a público a filha que se envolveu com drogas, ou o filho que se prostituiu?
Nos momentos de luto e dor, nem podem expressar toda a sua verdadeira dor, porque as cmeras de TV os estão focalizando, os microfones estão a postos para tudo registrar, captar.
Talvez prezassem ficar em silêncio e a sós, velando o corpo do afeto que partiu. Contudo, não lhes é permitido. Elas não se pertencem.
A sua vida é do interesse da sociedade. Todos querem ver, falar, opinar, tocar.
Antes de invejarmos a vida do outro, o cargo, o poder, a riqueza, pensemos se teríamos condições de suportar e pagar o preço que é exigido.
Porque a fama, a riqueza, o poder não são meras circunstncias na vida. São provações ou expiações para o Espírito reencarnado. Tanto quanto o anonimato, a pobreza, a sub alternidade.
Todas são etapas de crescimento e de progresso e cada um, onde esteja, delas se deve utilizar com sabedoria, extraindo toda a experiência que oferecem.
Cada um de nós está colocado no lugar exato. Ninguém que esteja recebendo o que não merece.
Enquanto nos colocamos na posição de invejosos, sonhando e desejando ardentemente o que os outros usufruem, nos esquecemos de valorizar o que possuímos e o que somos.
Esquecemo-nos das bênçãos da família que nos sustenta afetivamente, do emprego que nos permite aprendizado e nos garante o salário da honra.
Esquecemos do amor de Deus que, todos os dias, posiciona o sol, dispõe a chuva, alimenta os campos e reproduz os grãos.
Amor divino que se estende para todos, ricos e pobres, famosos e anônimos, poderosos ou subalternos.
Redação do Momento Espírita com base em conferência de Raul Teixeira, proferida em 22.08.1999, no IV Simpósio Paranaense de Espiritismo, em Curitiba, Paraná-Br
Bom dia, boa tarde e boa noite!
Saúde e paz sempre!
Beijos 1000!
Tola envidia
La envidia es un sentimiento inferior que traduce la voluntad de la persona a ser lo que es el otro, o tener lo que el otro tiene.
Es común que envidiar a los ricos, famosos,
los que tienen el poder. Reyes envidiaban,
artistas, empresarios de éxito.
Lo que no se discute, ni intenta es que la riqueza, la fama y puestos de mando tienen un precio.
Al ver a los personajes que envidiar desfile en páginas profusamente ilustradas de las revistas o en las imágenes de televisión, vemos sólo la parte buena y positiva.
La gente famosa, sin embargo, no pueden tener vida privada y no hacer las cosas más simples, que desearían.
Para salir de la calle, requieren sistemas de seguridad, disfraces, propios tiempos, una gran cantidad de atención.
Viven en mansiones o palacios, pero no tienen el derecho de caminar por las calles, los escaparates , relajado .
No puede sentarse en un banco público, comiendo palomitas de maíz y ver las idas y venidas de la gente en una calurosa tarde de sol.
El viajar en aviones privados, han jugado un horario, un sinfín de compromisos y no puede conseguir un minuto de paz. Estés donde estés, los fotógrafos, los periodistas están al acecho para disparar, criticar, para mostrar al público.
Asistir lugares sofisticados y caros en los que se sienten como que están siempre en un escaparate, seguido por todos.
Si no es así, perseguido por una legión de fans que quieren ver todo, conocer, aprender, jugar.
Si se enferman, no tienen derecho a la privacidad. Los detalles de los exámenes, el diagnóstico, todo está en el interés público.
Dramas familiares que deseen permanecer almacenado dentro de las paredes de la casa, pronto se convierten en dominio público. Ahora piensa cómo se sentían los que , tal vez, había presentado al público la hija que se involucró con las drogas, o un hijo que prostituyó a sí mismos?
En los momentos de aflicción y dolor, y no puede expresar todo su dolor real, porque las cámaras de televisión se están centrando en los micrófonos son todo listo para grabar, capturar.
Quizás prezassem estar en silencio y solo, viendo el cuerpo de afecto izquierda. Sin embargo, no se les permite. No pertenecen.
Su vida está en el interés de la sociedad. Todo el mundo quiere ver, hablar, opinar, tocando.
Antes que envidiar la vida del otro, la posición, el poder, la riqueza, creo que sería incapaz de soportar y pagar el precio que se requiere.
Debido a la fama , la riqueza , el poder no son meras circunstancias de la vida. Son pruebas o expiaciones por el espíritu reencarnado. Por lo que el anonimato, la pobreza, el sub alternidade.
Todas son etapas de crecimiento y progreso y en todas partes es, si tiene que usarlos con sabiduría, extrayendo toda la experiencia que le ofrecemos.
Cada uno de nosotros se coloca en el lugar exacto. Nadie que no está recibiendo lo que merecen.
Mientras nos ponemos en la posición de envidia , soñando y deseando disfrutar de lo que los demás , nos olvidamos de apreciar lo que tenemos y lo que somos.
Nos olvidamos de las bendiciones de la familia que nos emocionalmente, el empleo y el aprendizaje que nos permite a nosotros garantizamos el premio de honor sostiene.
Olvida el amor de Dios, todos los días, las posiciones del sol, la lluvia tiene, se alimenta y reproduce los campos de cereales.
El amor divino que se extiende a todos, ricos y pobres, famosos y anónimos, poderosos o subordinado.
Momento Espírita basa conferencia Raul Teixeira, publicado el 08/22/1999, el IV Simposio de espiritismo Paranaense en Curitiba, Paraná
Buenos dias, buenas tardes y buenas noches
Salud y paz siempre
Besos!
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