Alabado sea
Jesucristo…
Los creyentes maduros no necesitan ser motivados por
amenazas o promesas proféticas. Isaías y Juan Bautista despertaron la
conciencia adormecida de sus contemporáneos por medio de visiones
esperanzadoras o de advertencias severas.
De alguna manera uno y otro recurrían a una estrategia
similar: el argumento del premio y el castigo. Los cristianos que releemos
dichos textos proféticos podemos acogerlos como un referente que nos recuerda
que la congruencia y la fidelidad a las propias convicciones creyentes, es la
manera más adecuada de mirarse uno al espejo.
Quien sepa practicar la autocontención de sus pulsiones
egoístas y aprenda a vivir una existencia sensible a las legítimas necesidades
de sus hermanos, podrá darse cuenta que está rindiendo el fruto esperado.
Si se reconoce frágil y demanda el baño regenerador del
Espíritu podrá consolidar mejor su existencia como cristiano. "La verdad católica"
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín:
Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi
único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es
mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra
de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague
la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y
reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea.
Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro
López