Honrar A Dios
Cada vez que soy bondadosa, amante o comprensiva con otra persona honro a Dios,
pues honro la presencia de Dios dentro de esa persona y dentro de mí.
Cuando pienso en todos los que sirven a Dios mediante su trabajo y la atención que
brindan, me siento honrada de pertenecer a la familia de Dios.
Los curadores de nuestro mundo están alertas día y noche.
Responden los pedidos de ayuda, a la necesidad de paz y el deseo de compañía.
El cuidado que brindan es una actividad sagrada, ya sea que la dediquen a su
familia, a sus amigos o a simples desconocidos. De hecho, los curadores son gente amante
que nunca se cruza con un desconocido, pues reconocen en todos a
miembros de la familia de Dios.
Graciela Baquerizo
Con Cariño Y Mucho Amor!!
Carlitos
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