Dedos que recorren mi cuerpo
son el acariciar de una pantera
buscando…
Lamiendo mi columna con su lengua
para terminar sacando las uñas
clavarlas en mí.
Penetrando en mi cuerpo,
llevándome a un planeta desierto
desdibujando la habitación.
Moviendo sus dedos
reprogramándome con el hierro candente
que se lleva el aire, la luz, el espacio y el tiempo.