No Puede Estancarse.
La puerta del amor se abre hacia afuera, siempre
hacia los demás, y se llama felicidad. En cambio,
la del placer se cierra con el candado del egoísmo.
El amor dura. El placer se acaba. El placer no es más
que un efecto, un producto secundario. Una especie de barniz
que acompaña las acciones de los hombres y se
diluye como la nieve en verano.
El placer sigue, no se persigue. El placer acompaña al amor,
pero no es el amor. El placer no es un señor,
sino parte del séquito. O si quieres, en lenguaje más taurino:
el amor es el diestro y el placer, uno de la cuadrilla.
El placer es una paloma que remonta el vuelo al
sentirse apresada. Sólo planea verdaderamente en los
vientos del amor.
Recuérdalo siempre: cuando se persigue denodadamente
el placer por el placer, desaparece porque le falta
su fundamento: el amor.
Con Cariño Y Mucho Amor!!
Carlitos