Alabado sea Jesucristo…
Las religiones orientales le negaban a la mujer su naturaleza racional. El judaísmo se manifestó siempre como una religión de varones. Más aún, en el idioma del Antiguo Testamento, las palabraspiadoso, justo y santo no tienen femenino.
Puesto que todos somos hijos del mismo Padre, Jesús coloca a los hombres y a las mujeres en el mismo nivel. Y se preocupa continuamente de ellas durante su vida pública. Un grupo femenino seguía al Maestro por pueblos y ciudades. Algo inconcebible para los rabinos de entonces, que prohibían hablar con una mujer fuera de casa. Además, numerosos milagros de Jesús tienen como destinatarias a las mujeres.
En el Evangelio de hoy Marcos nos narra dos de esos milagros, motorizados por la fe, y los dos realizados a beneficio de dos mujeres. José Antonio Pagola
¡Buenos días!
Acepta la realidad
Un signo de madurez es aceptar la realidad y poseer suficiente solidez y equilibrio para vivirla. La persona madura es objetiva: sabe valorarse a sí mismo sin dejar de valorar a los demás. Es capaz de tomar una decisión y sostenerla. Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar. Ejercítate en la sabiduría de “poner siempre los pies sobre la tierra”.
Un profesor de química al mismo tiempo que hacía experimentos solía dejar enseñanzas inolvidables. Una vez que tenía en la mano una botella de leche, la dejó caer en la batea del agua. Quedaron los vidrios y toda la leche se escurrió por el desagüe. “La leche está perdida, dijo. No podemos rescatarla más. Seamos más cuidadosos y no lloremos nunca por la leche derramada”.
Confía en el Señor y vigila tu mente para que no echen raíces ideas o emociones funestas que pueden dañarte y trabar las fuerzas de tu espíritu. Por una parte, mantén la vigilancia y, por otra, fortalece con la meditación los valores perdurables del amor, la paciencia, la serenidad y la alegría profunda. Que el Señor te bendiga y proteja en este crecimiento.
Enviado por el P. Natalio