Alabado sea Jesucristo…
En el último día de “su mes”, el Sagrado Corazón de Jesús nos propone hacer un pacto: Cuidar nosotros de su honra y de sus cosas, que Él cuidará de nosotros y de las nuestras. ¡Qué buen negocio es hacer este pacto con Jesús, porque saldremos ganando, y mucho!
Y la honra de Jesús y sus cosas son el Reino de Dios y las almas. Por eso si queremos obtener grandes favores de Dios, si necesitamos muchas cosas, tanto espirituales como materiales, si buscamos salud o bienestar, y nos hacen falta muchas más cosas, entonces no dudemos en lanzarnos a ocuparnos y preocuparnos por el Reino de Dios y la salvación de las almas, que el Señor se ocupará grandemente de nosotros, de quienes amamos, y de todas nuestras cosas y asuntos.
No es una novedad esto, porque ya Jesús ha dicho en su Evangelio que primero busquemos el Reino de Dios y su justicia y que todo lo demás se nos daría por añadidura.
Dejemos de andar rumiando nuestros problemas y de estar angustiados por las diferentes situaciones materiales, morales o espirituales, y en cambio lancémonos al apostolado para salvar almas y traer el Reino de Dios al mundo, y entonces veremos con admiración que Jesús y María nos van preparando todo primorosamente, hasta en los mínimos detalles, y nos van solucionando los problemas.
Hagamos este pacto con Jesús y lancémonos a hacer el mayor bien que podamos, para que el Señor se ocupe de todo lo nuestro.
Sitio Santísima Virgen
¡Buenos días!
Esta es la hora
El final de una jornada es con frecuencia apropiado para una provechosa reflexión. Te ofrezco hoy un buen soneto que puede ayudarte a llenar esta hora con nobles y rectos pensamientos que darán solidez a tu vida.
Ésta es la hora para el buen amigo,
llena de intimidad y confidencia,
y en la que, al examinar nuestra conciencia
igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo
para lograr alivio a su dolencia
y, al evocar la edad de la inocencia,
logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
con tu amor y caricia inmensamente
y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente
y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente.
Fíjate cómo la palabra “hora” inicia cada una de las estrofas del poema. Es la que da unidad al conjunto, enriquecido con las diversas vivencias que sugiere el anochecer. ¿Qué mensaje te dice a ti? ¿Sabes elevarte sobre las insignificancias y banalidades de la rutina diaria a sentimientos nobles y virtuosos?