Alabado sea Jesucristo…
Los pobres y humildes, maltratados y abandonados, los que quizá habían perdido la fe y la esperanza, habían descubierto en Jesús al enviado de Dios que tenía palabras de vida eterna y hacía el bien a todos. Por eso lo seguían 'como ovejas en busca de un pastor' (Evangelio del Domingo pasado).
Han pasado dos mil años… y hoy, nosotros, en medio de un mundo necesitado de una renovada evangelización, como proclamaba San Juan Pablo II, depositarios de la fe de nuestros padres, debemos transmitirla activa y fecunda a los hombres de nuestro tiempo.
Y es que todos nosotros, por el hecho de haber recibido el bautismo, somos discípulos y misioneros de Jesús.
¡Buenos días!
Metas posibles
Al fijar las metas de tu vida, sé realista. Reconoce tus límites y tus fortalezas. “Aunque se acusa a los hombres de no reconocer sus flaquezas, también es verdad que son pocos los que saben hasta dónde llegan sus fuerzas. Con los seres humanos ocurre como con ciertos suelos, que encierran una veta de oro y su dueño lo ignora” (Jonathan Swift).
Muchas veces se tiene la impresión de que la gente prefiere que le vaya mal en la vida. Si tú tienes deseos de amargarte la vida, hay una forma muy sencilla y eficaz de lograrlo: fíjate un objetivo imposible de realizar, y tendrás tu amargura asegurada. Si no quieres fracasar, no te propongas cosas imposibles, ni pierdas tiempo en lamentarte por no alcanzarlas. Deja a un lado los amores imposibles, los trabajos imposibles, los proyectos imposibles, los cambios imposibles. No pierdas tiempo en lamentarte. Concéntrate en lo posible, y te sentirás mejor.
“En la vida hay que ser realista: ser feliz con lo poco, lo sencillo y tratando de avanzar un poquito cada día, hacia una meta pensada, deseada, discernida y definida” (Santiago Alberione). Sabio consejo para ajustar tus sueños a la realidad personal, a tus verdaderas posibilidades. Que sepas discernir con prudencia tus metas.
Enviado por el P. Natalio