Alabado sea Jesucristo…
Al despertarte en la mañana, no saltes de tu cama violentamente, hazlo con serenidad, cancela los afanes y desesperos, pues estos provocan desorden y confusión. Cuando actúas con afán, duplicas el esfuerzo necesario y corres mayores riegos de equivocarte.
La naturaleza es una gran maestra, nunca un minuto tendrá 59 ni 61 segundos, cada cosa a su tiempo y a su ritmo. Entonces, cálmate, pues con calma podrás encontrar más oportunas soluciones. Permite que la serenidad se apodere de ti y de esa manera inicia tu día sin ansiedades ni apuros que no te llevarán por caminos seguros.
Ah… y no te olvides de agradecer el nuevo día a Dios, tu Creador. Y encomiéndate a María, nuestra Madre, nuestra estrella, nuestra guía y nuestra protección en todos los lugares y en todos los momentos. Transita el día de la mano de Ella y nada malo te sucederá.
¡Buenos días!
La paz del corazón
“Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor, y de alegría perpetua a tu derecha” (Sal 16). Esta dicha inmensa te está reservada si, adherido a Cristo por la fe y el amor, lo sigues en el camino del Evangelio. “¡Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles! (Sal 31,19) Se nutren de lo sabroso de tu casa (¡Dios!) y les das a beber del torrente de tus delicias”, (Sal 35). La Reina de la paz te da la clave para lograrlo: ¡Santidad y oración!
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a poner en práctica y a vivir los mensajes que les doy. Decídanse por la santidad, hijitos, y piensen en el paraíso. Sólo así tendrán paz en sus corazones, la cual nadie podrá destruir. La paz es el don que Dios les da en la oración. Hijitos, busquen y trabajen con todas sus fuerzas para que la paz triunfe en sus corazones y en el mundo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
La paz y la serenidad son valores importantes que debes cuidar con diligencia. Con la ayuda del Señor, no te dejes perturbar por pequeñeces que debes despreciar y olvidar. Desde que te levantes elige conscientemente estar sereno y tranquilo. La persistente interiorización de estos valores, producirá sus frutos.
Enviado por el P. Natalio