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General: PEQUEÑAS SEMILLITAS ~ Miércoles 19 de Agosto de 2015
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Norma Noemi 879  (Mensaje original) Enviado: 19/08/2015 20:30

Alabado sea Jesucristo…
En el año santo de 1650, Jean Frederic Brunswick, hijo del duque Jorge de Brunswick y uno de los jóvenes más notables de la nobleza alemana, se acercó a la ciudad de Asís, buscando la verdad, pues se había pasado al lado protestante al terminar la guerra de los 30 años entre católicos y protestantes.
El cardenal Tapaccioli le escribió al santo José de Cupertino: “Un príncipe protestante quiere retornar a la fe. Le ruego de persuadirlo y recibirlo con caridad”. Jean Frederic había oído hablar de la santidad del fraile José de Cupertino y quería convencerse de que la Iglesia católica era la verdadera.
Entonces, al llegar a Asís, asistió a una misa celebrada por el santo. Después del rezo del Padrenuestro, el santo se quedó en éxtasis y se alzó en el aire. Al concluir la misa, el santo religioso pudo conversar durante dos horas con el duque y éste regresó a la Iglesia. El haber visto celebrar la misa con tanta devoción y con éxtasis, lo convenció de la verdad de nuestra fe y de la presencia real de Jesús en la Eucaristía, a quien tanto amó toda su vida.

¡Buenos días!

Señor, ven en mi auxilio
Expertos en oración aseguran que no hay un modo tan fácil de encontrarse con Dios como los salmos. Son antiguos cánticos muy aptos para sumergirnos en variados estados de ánimo y ponernos en la presencia de Dios. Aquí tienes una secuencia de fragmentos que te pueden ayudar a recogerte en oración para suplicar y agradecer el auxilio al Señor.

Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio (118). Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua (62). Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale mi pie (120). En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio (62). ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? (115). Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides nunca sus beneficios (102). Toda mi vida te bendeciré, alzaré las manos invocándote y mis labios te alabarán jubilosos (62). Doy gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor, porque eterna su misericordia (117).

El P. Ignacio Larrañaga te da un valioso consejo: “¿Por qué no aprendes de memoria, poco a poco, ciertas estrofas cargadas de riqueza, que te servirán de alimento para cualquier circunstancia?” Comprobarás que unos renglones del salterio bastan para empezar una valiosa oración, haciendo contacto con Dios.

Enviado por el P. Natalio


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: LovelyMar Enviado: 20/08/2015 16:37

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: tumbera231 Enviado: 21/08/2015 07:51


 
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