Alabado sea Jesucristo…
Es triste que haya muchos católicos que son vecinos de Jesús, que viven muy cerca de Jesús, y no tengan tiempo para ir a visitarlo. Por eso, al menos, al pasar delante de una iglesia, tengamos el detalle de saludar a distancia a Jesús. Y, cuando por enfermedad o vejez no podamos salir de casa, pensemos que podemos hacerle visitas espirituales, pensando en el sagrario más cercano. Incluso podemos pedir que algún ministro extraordinario de la comunión venga a nuestra casa para poder recibir a Jesús en comunión. En ese momento, pensemos que debemos hacerle un recibimiento lo mejor posible, colocando una mesita con un mantel nuevo, una vela encendida… Y todo aquello que nos dicte nuestro amor a Jesús.
¡Cuántas gracias reciben los ministros de la Eucaristía que llevan a Jesús a los enfermos por la calle, acompañados de millones de ángeles! Y ¡cuántas gracias recibirán también los sacerdotes, religiosas y empleados, que viven bajo el mismo techo de Jesús, en las parroquias y conventos!
¡Buenos días!
El gozo del corazón
La Reina de la Paz te invita a decidirte por Dios: descubrir y cumplir con fidelidad su voluntad es la clave del gozo profundo del corazón. Lee y relee atentamente este mensaje maternal.
“¡Queridos hijos! Hoy quisiera agradecerles todos sus sacrificios y todas sus oraciones. Yo los bendigo con mi especial bendición maternal. Yo los invito a que todos ustedes se decidan por Dios y a que día a día descubran su voluntad en la oración. Yo quisiera invitarlos a todos, queridos hijos, a la conversión total para que el gozo reine en sus corazones. Yo estoy feliz de que tantos de ustedes estén aquí hoy. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
La conversión total consiste en la verdadera fe. La fe es auténtica cuando uno ha sido tocado y sacudido por la experiencia del inmenso y gratuito amor que Dios nos tiene, y se ha sentido impulsado a organizar su vida como respuesta leal y generosa a este descubrimiento. La bendición maternal de la Virgen María te regala hoy esta gracia especial.
Enviado por el P. Natalio