Alabado sea Jesucristo…
La doctrina de Jesús consiste en poner la otra mejilla, perdonar a los demás y a uno mismo incondicionalmente, servir y no querer ser servidos, no juzgar, dar, sin esperar nada a cambio, no de lo que sobra sino de lo necesario, preferir ocupar los últimos puestos, colaborar en la construcción de un mundo más humano.
El encuentro con Jesús supone una opción personal, un proceso continuo y selectivo. El resultado es para celebrarlo desde la gratuidad, la confianza, la alegría, la esperanza. Seguir a Jesús es cuestión de Amor y de Espíritu. Jesús opone el “espíritu”, que es la fuerza, la alegría, la libertad, la vida, a la “carne”, que en la Biblia significa egoísmo, pesimismo, falsedad, cobardía...
Seguir a Jesús supone aceptarle a él y a su estilo de vida. Lo que Jesús pide -vivir como vivió Él- es lo que más compromete y lo que más felicidad y libertad proporciona. Es la “exigencia” del amor, pues la fe no es un tranquilizante. Creer compromete.
Es importante nuestra respuesta. Una respuesta libre y personal que es elección, opción de permanecer en la seguridad del suelo o de lanzarse a volar con la confianza de que Alguien nos sostiene y nos hace ver, vivir y sentir la vida desde otra perspectiva, desde otra sensibilidad, desde la plena confianza en Alguien que nunca falla.
A. Gutiérrez
¡Buenos días!
La bondad: el primer valor
Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”, así simplemente, se la está calificando con la nota más excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado, servicial, respetuoso con todos, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, aprecio y admiración.
La primera persona a quien has de convencer de tu bondad eres tú mismo. Tu conciencia no te engañará. Y cuando ella te diga que eres bueno, cuando esa voz de adentro te lo afirme, tu corazón desbordará de gozo. Porque tú serás dueño de decidirte entre muchos oficios y profesiones y adquirirás, acaso, una habilidad especial que te destaque; pero nada hay en el mundo que supere a la bondad. Cuando dicen de un hombre: "Es un gran ingeniero", de otro que “es un herrero muy hábil”, de otro: "Es un pintor famoso", queda por saber lo principal: si es bueno. Ser bueno es la gran tarea, la más noble profesión, el tesoro inagotable, la mayor sabiduría, el mejor negocio, la verdadera gloria, la felicidad suprema.
Para lograr esta meta moral hay que orientarse por los principios fundamentales de la buena conducta. En el libro de Tobías, el padre da preciosos consejos a su hijo para que lleve una vida honesta y feliz. Por ejemplo: “Si vives conforme a la verdad, te irá bien en todas tus obras”, y “No hagas a nadie lo que no te gusta a ti”. La palabra de Dios sea luz en tu sendero.
Enviado por el P. Natalio