Alabado sea Jesucristo…
En medio de marcadas turbulencias políticas que sacuden la tranquilidad de nuestro país y que también se producen en otras naciones, parece oportuno repasar los siguientes conceptos vertidos por Mons. Luis Urbanč, obispo de Catamarca:
Uno de los aspectos más importantes en el orden a la participación de los cristianos (laicos) en la política es el de la ética. Si analizamos la trayectoria de los partidos políticos en los últimos años, vemos que su actuación está casi siempre viciada por una creciente corrupción que se expresa en enriquecimientos ilícitos, negociados, cuentas bancarias secretas, sobreprecios en los contratos, nepotismo, perpetuación en cargos, etc. (Apar. N° 507)
El Evangelio es una verdadera veta y manantial de valores morales para orientar el compromiso socio-político. Por lo tanto, los aportes de los políticos católicos serán de un valor extraordinario para encauzar la vida de los partidos por caminos de honestidad, justicia, respeto y transparencia.
Una pastoral socio-política procurará que se concreten en nuestras instituciones y en la vida de nuestros pueblos esos valores fundamentales que aporta el Evangelio: solidaridad, inclusión, justicia, amor, fraternidad, igualdad, libertad y responsabilidad.
¡Buenos días!
El monje y el turista
El fragmento que te presento hoy para comenzar el día, en su brevedad, es muy sugerente. Puede impulsarte a tomar resoluciones importantes. En realidad no hace falta cambiar externamente tu estilo de vida. Sólo basta, y es lo decisivo, volver a ordenar tus prioridades: el fundamental objetivo de tu vida.
Un turista se encontró con un monje en meditación y quedó impresionado por la felicidad y la paz que le inspiraba. El turista se le acercó y le preguntó:
—¿Cómo es que Ud. que ha renunciado a todo en el mundo, está en paz y vive feliz como si lo tuviera todo? ¿En qué se basa su capacidad de renuncia?
El monje se sonrió y dijo:
—También yo me asombro de la capacidad de renuncia de los hombres del mundo. Pues yo sólo renuncio a cosas perecederas a cambio de tesoros de valor infinito, mientras que ellos renuncian a lo infinito por banalidades y cosas perecederas.
La primera enseñanza es adoptar como hábito cotidiano la meditación. Todos podemos hacerla. La meditación es orientadora de la vida. Sosiega el espíritu y lo pacifica. Es fuente de felicidad y fecundidad. Aumenta la capacidad de vivir. La segunda es que, sin ser monjes, podemos vivir en el mundo sin ser del mundo, “poniendo el corazón en los bienes celestiales”, como aconsejaba san Pablo a los colosenses. Que el Señor te ilumine y bendiga.
Enviado por el P. Natalio