Alabado sea Jesucristo…
El Rosario encierra dos realidades: la oración mental y la vocal. La oración mental en el santo rosario es la meditación de los principales misterios de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su santísima Madre. La oración vocal consiste en la recitación de quince decenas de avemarías, precedidas de un padrenuestro, unida a la meditación y contemplación de las quince principales virtudes que Jesús y María practicaron, conforme a los quince misterios del santo rosario (De “El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”, San Luis María Grignion de Montfort).
Mientras rezamos el Rosario debemos ir contemplando los misterios, porque de lo contrario el rezo del Rosario sería un cuerpo sin alma. El Papa Juan Pablo II agregó a los quince misterios tradicionales, los cinco misterios luminosos, quedando así el Rosario constituido por veinte misterios. Cuando rezamos el Rosario volvemos a vivir todo lo que Jesús y María vivieron, sufrieron y gozaron, porque los hechos de la vida de Jesús y de María están fuera del tiempo y se hacen presentes cada vez que rezamos el Rosario. No se trata de seguir cada palabra que se dice, sino de repetir cadenciosamente los padrenuestros y las avemarías, y de esa forma el alma se va tranquilizando y descansa del trajín cotidiano, llenándonos de paz el corazón.
¡Buenos días!
Mentiroso al infierno
El salmista identifica a los malvados, porque “en su boca no hay sinceridad, su corazón es perverso; su garganta es un sepulcro abierto, mientras halagan con la lengua”. Por otra parte sabe muy bien que “Dios detesta al mentiroso y aborrece al hombre sanguinario y traicionero” (Sal 5). En la Biblia el malvado y perverso es siempre falso, mentiroso y fraudulento. Una anécdota humorística al respecto.
Antes de llegar al Infierno, el alma del difunto protestó violentamente:
—En vida yo fui noble, generoso y bien intencionado. ¿Se puede saber por qué me mandan aquí?
—No sé —respondió el encargado de recibir a los que iban llegando—. Lo único que puedo decirle es que tengo órdenes de ubicarlo en la sección “Mentirosos”.
Desgraciadamente la mentira es una puerta abierta a otras transgresiones más graves. No hay ladrón, ni adúltero, ni orgulloso que no sean mentirosos, porque necesitan ocultar las obras de las tinieblas. Sin embargo es experiencia común que la verdad tarde o temprano sale a la luz. “Vivir en la verdad nos hace realmente libres”, (Juan 8, 32).