Alabado sea Jesucristo…
Con el paso de los días y el trajinar de las actividades diarias, nos podemos olvidar de la oración, siendo que la oración debería ser como el centro de nuestra jornada.
No nos quejemos si las cosas no nos salen bien y todo va de mal en peor, porque en gran parte esto sucede porque ya no rezamos, ya no hablamos con Dios amigablemente, sino que queremos arreglar las cosas nosotros solos y a nuestra manera, sin dejarle participación a Dios.
Es tiempo de que despertemos del letargo en que hemos caído con respecto a la oración, porque si miramos un poco nuestra vida, veremos que el demonio nos ha ganado terreno, y ahora es necesario volver a empuñar el arma de la oración para hacerlo huir de nuestras vidas, de nuestras familias y expulsarlo lejos de aquellos que amamos.
No hay vuelta de hoja, ya lo ha dicho San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva, y el que no reza se condena”, y es la pura verdad.
Recordemos que se trata de la salvación de nuestra alma, y la salvación también de aquellos que amamos. Por eso volvamos a empuñar las armas de la oración, en especial el Rosario, puesto que las batallas espirituales se ganan con la oración, y también por ella nos vienen toda clase de bienes, incluso materiales; y se alejan toda clase de males, también materiales.
Sitio Santísima Virgen
¡Buenos días!
Descubrir a Dios cada día
La Reina de la Paz insiste en la oración de cada día, momento para sentirte en la presencia de Dios, descubriéndolo presente en tu vida. En un ambiente de fe y recogimiento te abres a su amor y tomas fuerza contra ese enemigo que está en cada uno y se llama egoísmo, con sus diversos disfraces de vanidad, orgullo, ira, rencor, sensualidad, injusticias, ambiciones…
“¡Queridos hijos! No olviden que están sobre la tierra en camino hacia la eternidad y que la morada de ustedes está en los cielos. Por eso, hijitos, estén abiertos al amor de Dios y dejen el egoísmo y el pecado. Que la alegría de ustedes sea únicamente el descubrir a Dios en la oración cotidiana. Por eso, aprovechen este tiempo y oren, oren, oren, y Dios está cerca de ustedes en la oración y a través de la oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
La Virgen María te recuerda que vas hacia la eternidad. “Queridos míos, yo los exhorto, como a gente de paso y extranjeros: no cedan a esos deseos carnales que combaten contra el alma” (1Ped 2, 11-12). “Busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan la mente puesta en las cosas del cielo y no en las de la tierra” (Col 3, 1-2).
Enviado por el P. Natalio