Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebramos la Fiesta de la Virgen de la Merced, la misma que en el año 1218 se dio a conocer a San Pedro Nolasco exhortándolo a fundar una orden religiosa con el fin principal de redimir a aquellos cristianos cautivos, siendo que en esos momentos la península Ibérica estaba dominada por los musulmanes y los mares asolados por los corsarios sarracenos. Así fue como el santo impulsó la creación de la Orden de la Merced (Obras de Misericordia) que se concretó en la Catedral de Barcelona con el apoyo del rey Jaime I.
Desde el siglo XIII se la venera en Barcelona y el 25 de septiembre de 1687 se proclamó oficialmente patrona de la ciudad. La talla de la imagen de la Merced que se encuentra en la basílica de la Merced de Barcelona es del siglo XIV, de estilo sedente, como las románicas. En catalán "Mare de Deu de la Mercé", Madre de Dios de la Merced.
En el año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia, y fijó su fecha el 24 de septiembre. Es además patrona de los cautivos (presos) y de muchos países de Latinoamérica (Perú, República Dominicana y otros)
Al extenderse los mercedarios por el Nuevo Mundo apoyando las corrientes colonizadoras, bajaron a toda Sudamérica hasta llegar a Argentina donde la devoción a Nuestra Señora de la Merced es de las más antiguas e incluso el general Manuel Belgrano, luego de triunfar en la batalla de Tucumán en 1812, la proclamó Generala del Ejército Argentino.
¡Buenos días!
Como juegan los niños
Hay personas pobres que distribuyen sonrisas. Existen personas que sufren pero nos comunican alegría. Por allí van personas incomprendidas que saben comprendernos. Yo conozco personas que fueron ofendidas y supieron perdonar. Yo conozco todas esas personas… y su secreto es amar. Amigo/a, pasa por el mundo desparramando gotitas de amor.
En un parque, una mujer ve a dos niños peleando. Uno de ellos le dice al otro: -Te odio. No quiero volver a jugar contigo. Durante dos o tres minutos, los niños juegan por su cuenta, y luego reinician el juego uno con el otro. La mujer que observa la escena, le dice a una señora que tejía, sentada a su lado: — ¿Cómo hacen los niños eso? ¿Estar furiosos un instante, y un momento después juntos otra vez? —Es fácil. Prefieren la felicidad a la intransigencia —respondió la vecina.
Vivir el amor cristiano no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.
Enviado por el P. Natalio