Alabado sea Jesucristo…
Siempre se nos inculca que en todo debemos ser valientes y enfrentar las cosas y los problemas. Pero en lo que se trata de la tentación, el valiente es quien huye de ella, es decir, que para vencer y ser valiente, debemos huir de las ocasiones de pecado, por lo menos de las ocasiones próximas de pecado.
No se puede uno exponer a la tentación con la idea de que Dios nos ayudará, porque ya dice la Sagrada Escritura que quien ama el peligro, perecerá en él. Y también se nos dice que a Dios no hay que tentarlo. Si nos ponemos voluntariamente en peligro de pecar, estamos tentando a Dios, que nos dejará sin los auxilios necesarios y caeremos miserablemente en el pecado.
Por eso debemos ser prudentes y desconfiar de nosotros mismos, porque somos de carne, y la carne es débil. Aparte estamos muy debilitados ya que casi ni rezamos, siendo que la oración es la que nos da la fuerza para resistir las tentaciones.
Así que hagamos el propósito de no exponernos a las ocasiones próximas de pecado, porque ya el sólo hecho de hacerlo, es pecado en sí mismo, por temeridad.
Sitio Santísima Virgen
¡Buenos días!
Sentimientos negativos
La paz interior tiene enemigos: son los pensamientos y sentimientos negativos que confunden y agitan de tal modo que turban el cielo tranquilo de tu corazón. Hombres espirituales que sondearon su interior con la luz del Espíritu los han especificado: insatisfacción, ansiedad, irritación, miedo, odio, tristeza, autocompasión, duda, abatimiento, impaciencia…
Como quien está alerta para que no entren en su habitación animales indeseables: una araña, un murciélago, un ratón, una serpiente, mantén la vigilancia sobre tu corazón para que no se arraigue en él ni la vanidad, ni la envidia, ni el odio. Si un compañero es más alto que tú, o aprende las lecciones con mayor facilidad, o posee un hermoso traje, trátalo con igual cariño que a los demás, no desees humillarlo, no experimentes ante él fastidio. El vanidoso y arrogante es un ser hueco con una idea disparatada de su valer. Parece inflado con su propio aliento. El hombre de bien admira el mérito ajeno, y compadece al ignorante y al extraviado. El odio es un gusano que nace y crece dentro del corazón y que devora sus más nobles fibras.
Confía en el Señor y vigila tu mente para que no echen raíces ideas o emociones funestas que pueden dañarte y trabar las fuerzas de tu espíritu. Por una parte, mantén la vigilancia y, por otra, fortalece con la meditación los valores perdurables del amor, la paciencia, la serenidad y la alegría profunda. Que el Señor te bendiga y proteja en este crecimiento.