Alabado sea Jesucristo…
Cuando hables con otros mantén tu atención en qué es lo que hay para apreciar y siente gratitud por ello. Discute los problemas y las dificultades con objeto de aligerar tu carga o encontrar soluciones. Decide que estás totalmente comprometido a vivir una vida de felicidad. Haz una lista de los factores que te impiden experimentar la felicidad regularmente.
¿Qué cambios en tus acciones y pensamientos puedes hacer que te permitan vivir una vida feliz? Empieza el proceso de hacer esos cambios ahora mismo.
Cada vez que conozcas a alguien que parece llevar una vida feliz, entrevístalo. Pregúntale de actitudes y conductas específicas. Encuentra aspectos que te puedan servir a ti. Haz una práctica regular pensar como pensaría una persona feliz. Habla en la forma en que una persona feliz hablaría. Ten la expresión facial de una persona feliz. Camina en la forma que una persona feliz caminaría…
Cuando haces esto consistentemente, se convierte espontáneamente tu forma de ser.
Relatos del peregrino ruso
"Un día el peregrino ruso se encontró con un joven sacerdote, pálido y delgado hasta los huesos, que celebró la Eucaristía con lentitud, piedad y sentimiento, y pronunció una excelente homilía sobre los medios de adquirir el amor de Dios. Acabada la Misa el sacerdote, interrogado por el peregrino, le enseñó un modo fácil para ser un hombre espiritual y orar con provecho”.
“Para recibir la iluminación espiritual y llegar a ser un hombre interior, hay que elegir cualquier texto de la santa Escritura, y concentrarse en él la mayor parte del tiempo posible. Así se descubre la luz de la inteligencia. Para orar, hay que hacer lo mismo: si quieres que tu oración sea pura, recta y provechosa, es necesario elegir una plegaria corta, compuesta de algunas palabras breves, pero fuertes, y repetirla con frecuencia y por mucho tiempo, y así se le toma gusto a la oración”.
“Esta enseñanza me agradó mucho, pues era práctica y simple, y al mismo tiempo, profunda y sabia. Agradecí a Dios en espíritu el haberme hecho conocer a un verdadero pastor de su Iglesia y proseguí mi vida errante”. Esta narración está en los “Relatos de un peregrino ruso”, testimonio de una sólida espiritualidad vivida en la Rusia del 1800. Aprovéchala.
* Enviado por el P. Natalio