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Cristo, La Roca
¡Oh! Jesús, Señor amante; Roca de la eternidad, Pronto amparo al navegante En el mar de adversidad. Cuando náufrago me hundía En profundo y negro mar, En mi angustia yo decía, ¿Quién pudiérame salvar? Y en mi lucha fiera y loca, No quedando aliento en mí, De refugio hallé la Roca, Y a su amparo yo acudí. Fue Jesús la Roca fuerte Que en mi angustia me salvó; El libróme de la muerte, Y en su seno me acogió. Mas la roca, ¡oh! portento, Que en el mar mi amparo fue, Es eterno fundamento, Firme apoyo de la fe. Ya las olas tan airadas A mis pies no llegarán; Mis angustias son pasadas, Ha cesado el huracán. Y tú, náufrago, que luchas En tan fiero y hondo mar, Tus angustias son ya muchas Ven a Cristo a descansar. Es del hombre lo falible" Mas en Cristo el todo está; El, la Roca inconmovible, Por los siglos durará.
-- Arturo Borja Anderson
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