Les envió un cordial saludo, espero en el Señor se encuentren bien.
Quiero comentarles que he sentido una carga muy pesada, y deseo hacer algo al respecto, siempre que veo a un adicto, mi corazón se oprime al grado de hacerme llorar, y no puedo estar en paz, siento que es un llamado del Señor, y no puedo decir otro lo hará, he sentido que es de Dios que haga algo por ellos, por todo el que es adicto a alguna droga o estupefaciente, medicamento en fin, cualquier cosa que el ser humano use, o tome, y con lo que les haga sentirse bien, o fuera de su realidad, para mi ya es droga, llámese como se llame, ya sea alguna medicina tranquilizante del sistema nervioso prescrita por un médico, cocaína, marihuana, crack, alcohol, piedras, pastillas en fin lo que sea.
Es la forma en la que Satanás está trabajando y con la que destruye al ser humano, no puedo fingir que no escucho la voz de mi Señor, brevemente les comento que, un día recibí la invitación, para evangelizar en la merced, un lugar en el centro de la ciudad de México en donde se vende todo tipo de mercancías para los mercados.
Dude mucho en asistir ya que allí se ve todo tipo de cosas, son lugares peligrosos porque hay delincuencia, entonces en aquellos tiempos yo me resistía a ir por allí, eso era lo que yo pensaba, el Señor tenía un plan perfecto para mi vida, finalmente me decidí por ir, recuerdo que nos dijeron que no lleváramos pulseras, o anillos de oro, en fin que nuestro arreglo fuera de lo más sencillo posible, me levante muy temprano el día domingo, me di un baño, desayune algo ligero, me arregle me perfume, en fin tome mi Biblia, y salí de casa con mi esposo.
Mi esposo como muchas de ustedes saben, es un nuevo cristiano, el antes tomaba alcohol, era un hombre del mundo, ese día salimos y nos encontramos con los hermanos que nos llevarían a todos en un camión, ya que éramos bastantes hermanos los que asistimos a la campaña de evangelismo, lo que no sabíamos es que era a adictos a los que les íbamos a predicar el evangelio, estando allí en la calle de manzanares 40.
Reunidos oramos, el pastor a cargo nos dijo salgan de dos en dos, o tres en tres, como deseen dijo el siervo del Señor, y salimos en un grupo de 4 empezamos a andan por la calle y al adicto que veíamos le hablábamos la palabra, de momento sentí que no era el lugar más apropiado para predicar, ya que sentí miedo al tenerlos de frente y muy cerca de mí, les soy sincera me dio miedo y mucho asco, ya que estaban repletos de pulgas, chinches, piojos, demasiado sucios, drogados al máximo, con sus harapos rasgados en fin, yo no iba muy dispuesta a trabajar y sembrar la semilla, estaba yo siendo usada por el enemigo en ese momento, ya que en lugar de darme compasión y sentir misericordia, me daban asco.
Terrible error hermanos, porque ese día el Señor toco mi corazón, y puso en mi piedad y misericordia, yo iba porque mi esposo era adicto a la cocaína, y yo quería entender muchas cosas que no sabía porque a un hombre con una carrera profesional, podía haber caído en semejante problema; yo decía el está limpio, se droga con empresarios, pero como ya empezaba a ser un problema fuerte el de mi esposo, ya estaba muy intranquila y temerosa.
Cuando fui a esos jóvenes y niños de la calle, mujeres embarazadas y con bebes en brazos drogándose, fue allí en donde el Señor, me toco.
Nos toco evangelizar una pareja de adictos con unos gemelitos recién nacidos, ellos cargando a sus bebes de 4 días de nacidos se estaban drogando con solventes, en ese momento me hicieron pedazos el corazón, llore y llore a más no poder, el temor salio de mi en ese instante, sentí que no iba sola, un ejercito de ángeles estaban a mi lado, y el Poderoso Gigante iba delante de mi.
No saben lo hermosos que fue ver a mi esposo caminar por la calle con la pancarta de "Cristo te ama" e ir cantando en la calle
"Yo tengo un amigo que me ama, me ama, su nombre es Jesús, que me ama, que me ama, que me ama, así con tierno amor"
Ese día supe que Dios siempre obra para bien, los deje acercarse a mi, los abrace, llore con ellos, les dimos de comer hasta saciarse cantamos con ellos, y compartimos con ellos el día domingo, me rompieron el corazón cuando me decían; es que a mi nadie me dice hermano, todos me corren, me golpean, ya no tengo familia, y tu me dices hermano, ellos lloraban creo que todos llorábamos con ellos ese día.
Supe entonces que les hace falta tanto amor, ese día mi corazón cambió para bien, mi esposo y yo tomamos la pancarta bien en alto, y decidimos servir a Cristo, mi esposo lloró tanto que estoy segura Dios toco su corazón, le hablo bien quedito, toco a su puerta y le dijo si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, y él conmigo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
No está por demás que les comente que dejo de drogarse, y empezamos una nueva vida, empezamos a cambiar las actitudes, y yo muy en lo personal, decidí firmemente serle fiel, como el lo es conmigo.
Ahora cuando veo un adicto en la calle, y me pide para un pan, le doy para 10 panes, y le hablo la palabra, le tomo la mano le abrazo, y le digo Cristo te ama, y Jesús llora cuando te ve drogarte.
Un chico un día me dijo estas loca, si yo no soy nadie, Dios ni me conoce, y si existe no me quiere porque estoy solo.
Es bien fuerte escuchar eso, es cuando empiezo a trabajar, y les dejo la reflexión en su corazón, y al despedirme de el me dijo ok! te haré caso, al fin nada pierdo, más yo cuando me marcho confieso por fe, que la palabra no regresa vacía, y que hará aquello para lo que la envíe, para la salvación de esas personas.
Por favor, si tienes hermanos adictos, primos, amigos, hijos, padres, esposos, te digo no te desanimes, Dios tiene la última respuesta, tu solamente ora por ellos sin cesar Dios es fiel. Y a su tiempo nos responderá,
Te ruego me envíes el nombre de ellos, por favor sin vergüenza alguna, deja el nombre completo en el panel, que yo estaré orando por ellos todos los días, y estaré orando también por los que han dejado la droga, recuerden que muchos espíritus salen, y se van por el mundo, y cuando regresan a el cuerpo que dejaron regresan, y vuelven con 7 peores que los que estaban.
(Leer Mateo 12: 43-45)
Así es que, dame los nombres que es hora de orar por ellos.
Dios les bendiga por siempre.
Atte. María Elena de Lambaren