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Enviado: 30/06/2009 03:17 |
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Hay que cultivarlo
Las personas emocionalmente seguras han aprendido a practicar contentamiento. El apóstol Pablo dijo: «No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad» (Filipenses 4.11, 12). Cuando cultivas una actitud de contentamiento en todos los aspectos de tu vida, ya no eres más susceptible a las afirmaciones de que eres «menos que» y que «necesita más de». Nadie puede convencerte de que alguna «cosa» va a traerte satisfacción. Pero ¿debes estar satisfecho con llevar una vida mediocre? De ningún modo. Alguien ha dicho: «La prosperidad no tiene el poder de darnos contentamiento, ni la pobreza el poder de quitárnoslo». Contentamiento es una actitud de gratitud por lo que ya tienes y fe de creer que Dios ve tu solicitud de tener más y te otorgará lo que necesites al tiempo determinado por Él, que es el mejor tiempo. El profeta Isaías proclamó: «El efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre» (Isaías 32.17). La justicia es simplemente estar en la correcta posición ante Dios. Caminar rectamente ante Él es básico para la paz interior. El pecado te desconecta de tu fuente de poder, el único Dios que te permite ser competente y suficiente para cada tarea. Cuando pecas debes arrepentirte rápidamente de todo pecado para que puedas reestablecer de inmediato tu conexión con un Dios santo. Luego debes pedir al Espíritu Santo que te ayude a evitar todo lo que le desagrade a Dios. Hay una segura calma, un sentido de paz que puede advertirse y que emana de quienes confían en el Señor. No tienen una mentalidad de escasez que les hace dudar de ayudar a los demás. Las personas seguras andan en paz porque han aprendido a colocar sus pensamientos negativos en Dios y a descansar en Él aunque sus circunstancias negativas puedan prevalecer. Están libres de la turbulencia emocional. Practican vivir por la fe en Dios, en lugar de por lo que sienten o ven.
¡B e n d i c i o n e s!
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