No es que les faltara oportunidad para escuchar la Palabra. Desde su infancia fueron bombardeados con ella, ya que les fue leída, predicada e ilustrada de mil maneras en cada faceta de sus vidas. Pero, después de todo, ellos eran apenas «sepulcros blanqueados ? llenos de huesos de muertos y de toda impureza» (Mateo 23.27). ¡Señor, sálvame de terminar como ellos!
Sálvame también de cometer su fatal error: el de «no acompañar de fe» a la Palabra (Hebreos 4.2 rvr). No basta escuchar la Palabra divina, aunque eso es necesario. Debo siempre mezclar lo que oigo con la fe; es necesario creer que es la verdad para luego obedecer lo que me está diciendo.
El universo está repleto de señales de radio. Pero, sin embargo, es solo cuando activo mi receptor de radio y lo sintonizo en la señal, que logro recibir y disfrutar del mensaje. La Palabra de Dios está llena de «señales divinas» enviadas personalmente para mí, pero el mensaje logra penetrar en mi vida solamente a medida que las sintonizo. Dios me está hablando ahora mismo por medio de su Palabra en cuanto a mi necesidad o el problema que estoy enfrentando, pero es posible que el mensaje se pierda si me distraigo del enfoque personal. El estudio bíblico debe impactar mi vida, aunque sea con geografía bíblica, palabras griegas, significados teológicos, descubrimientos arqueológicos o evidencia histórica. A veces siento que Dios me quiere sacudir, así como lo hacía el predicador Moody con su audiencia cuando les gritaba: «¡Tengo un mensaje para ustedes y quiero que lo escuchen!»
Señor, tú eres el Dios de ahora mismo y tu Palabra es el mensaje del presente. Me propongo no cambiar de sintonía, sino más bien evitar que mis propias ideas y las otras señales del mundo no hagan interferencia. Escucharé ahora mismo lo que tú me estás diciendo.
El Espíritu es el que da vida: la carne no aprovecha para nada. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Juan 6.63
Tomado de Celebrando a diario con el Rey, de W. Glyn Evans, ©DCI, Desarrollo Cristiano Internacional. Todos los derechos reservados.