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De: vilma (Mensaje original) |
Enviado: 21/07/2009 13:00 |
Unos años atrás, un anuncio de televisión enfocaba el rostro sonriente de una preciosa joven. Aparecía mirando hacia abajo y evidentemente ocupada con cierta tarea, aunque no se veía lo que hacía. Mientras desempeñaba su labor, ella oraba. El anuncio hacia énfasis en ocupar tiempo para orar, aunque tuvieran que desarrollarse otros deberes durante el día.
Cuando el movimiento de la cámara mostró un panorama más amplio, se vio claramente que la joven cambiaba el pañal a su bebé.
¡Qué hermosa ilustración acerca de lo fácil que es para nosotros hablar con el Señor! Tal vez le sea difícil apartar un tiempo, aun breve, cada mañana, pero en el transcurso de las veinticuatro horas del día, podemos con creatividad encontrar unos instantes y dedicarlos a Dios.
Murmuramos y rechinamos, Nos enfurecemos y estallamos, Hablamos entre dientes y rezongamos, Nuestros sentimientos resultan dañados. No podemos entender Nuestra visión se nubla más y más, Y todo lo que necesitamos es: Tener un momento con Él.
La mayoría de nosotros estamos tan ocupados durante el día que se nos hace muy difícil apartar una porción de tiempo para orar, y no precisamente para una breve plegaria de gratitud, sino unos momentos de genuina comunicación con el Señor.
Dios anhela que tengamos este tiempo juntos, y nosotros lo necesitamos. Hay ocasiones para estar a solas con el Salvador, pero es necesario que con gran empeño las busquemos.
Tomado del libro: Amanecer con Dios
Eclesiastés 3:11 Él ha hecho todo apropiado a su tiempo.
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Dios te bendiga Vilma.
Así es hermana como bien dices en tu mensaje, Nos olvidamos que Dios quiere, anhela oír nuestra voz aunque sea por un breve momento, nos olvidamos de platicar intimamente con Él y decirle en la intimidad que es lo que nos hace llorar, o tal vez reír, lo que nos preocupa, aquello en lo que nada podemos hacer, pero Él que sabe todas las cosas si puede hacer mucho por nosotros.
Somos ingratos, y digo somos, porque en otros tiempos así me sucedía, más ahora se que no puede pasar un día sin que le platique mis más íntimos pensamientos, mis temores, mis angustias, y también le agradezco que siempre está a mi lado, que veo su brazo extendido a mi cuando ve que ya no puedo más, se acerca a mi y me consuela, me levanta cuando ve que voy a caer en tristeza o melancolia, cuando ve que ya no tengo fuerzas, el me da como las del búfalo, y extiende mis alas como las águilas.
Gloria a Dios por sus bondades, Aleluya a mi Dios poderoso y majestuoso.
Dios te bendiga.
La mayoría de nosotros estamos tan ocupados durante el día que se nos hace muy difícil apartar una porción de tiempo para orar, y no precisamente para una breve plegaria de gratitud, sino unos momentos de genuina comunicación con el Señor.
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