Cuando te levantabas esta mañana te observaba y esperaba que me hablaras aunque fueran unas solas palabras, preguntando mi opinión o agradeciéndome algo bueno que te pasó ayer.
Pero noté que estabas muy ocupado buscando las cosas y la ropa para ponerte hoy. Seguía esperando de nuevo mientras corrías por la casa. Supe que habría unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras: ¡Hola!, pero estabas demasiado ocupado.
Por eso encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros para ver si así me oías. Pero ni siquiera te diste cuenta de eso. Te observé mientras ibas al trabajo y esperé pacientemente todo el día.
Con tus actividades supongo que estabas demasiado ocupado para decirme algo. De regreso a casa vi tu cansancio y quise rociarte un poco para que el agua se llevara tu estrés.
Pensaba agradarte para que pensaras en mi, pero enfurecido ofendiste mi nombre. Deseaba tanto que me hablaras... aun quedaba mucho tiempo. Después encendiste el televisor, esperé pacientemente.
Mientras veías la televisión, cenabas, pero nuevamente se te olvidó hablar conmigo. ¡Y nada! Te noté cansado y entendí tu silencio, apagando el resplandor del cielo. Pero no te dejé a oscuras, lo cambié por un lucero.
La verdad que fue hermoso, pero no quisiste verlo.
A la hora de dormir ya estabas agotado, caíste en tu cama y de inmediato te dormiste, mientras acompañaba con música tu sueño.
No hay problema, porque quizá no te das cuenta que siempre estoy ahí para ti.
Tengo más paciencia de la que imaginas. TE AMO tanto que espero tu saludo todos los días.
Bueno, te estas levantando de nuevo, Y otra vez esperar sin nada mas que mi amor por ti, Esperando que el día de hoy me dediques un poco de tiempo.
¡¡Que tengas un buen día!!
Tu amigo... DIOS