Un momento a solas con nosotros mismos, muchas veces forzado por las circunstancias, una situación que no se resuelve, un pesar que no se acaba, un dolor como herida punzante que no tiene como sanarse, son tantos los momentos, en el desierto de mi alma…
Cuanta soledad acompañada, cuanto alboroto alrededor y nada me llama, cuanto ansío regresar a casa, en este desierto de mi alma.
No sacio con nada esta sed, y me embriago de todo lo humano, comida, adicciones, trabajo, fiestas y más y no consigo llenar ese vacío en el desierto de mi alma.
Grito al mundo y nadie me escucha, miro al cielo y no veo nada, me quedo extasiado en la noche oscura y solo me encuentro, con el desierto de mi alma, lloro y sufro y no encuentro consuelo, la daga esta muy hondamente clavada, y nada ni nadie conoce, lo que llevo escondido por tanto tiempo en mi alma.
Pero en el día menos esperado aparece, una pequeña luz allá a la distancia, y como niño incrédulo corro creyendo encontrar una esperanza, pero que va sigo hundido, fue todo un espejismo, la luz se apago en un solo instante, y así murió toda esperanza.
Pero todo no esta perdido, en medio de esta soledad que me mata, me encierro en mi habitación ya cansado, sin fe y sin esperanza, levanto mi mirada y voy al espejo, y me miro como jamás me he visto: desnudo de cuerpo y alma, y comienzo a conocer a alguien nuevo, que nunca me lo imaginaba, y veo ese rostro mil veces, y reconozco en el una chispa, que viene desde lo mas profundo de mi alma, una luz divina del cielo, se ha posado en mi alma, y río a carcajadas, como nunca lo había hecho antes, reconozco por primera vez en mi vida, el aliento divino que me calma, he visto el rostro de un angel, detrás de todas mis fachadas, soy una criatura nueva, renovada de amor y esperanza, de donde surgió todo, en un solo instante de calma, quien infundio vida nueva y una paz nueva a mi alma, el cielo se regocija, un hijo ha vuelto a casa, y a partir de este momento no habrá mas desierto en mi alma…