acciones no las haría nuevamente; haría otras que nunca hice. Sin embargo, el tiempo corre sin misericordia. Nuestra vida no nos ofrece la oportunidad de cambiar el pasado. Cada escena establece el escenario para la próxima.
Si sólo conociéramos la vida de Abraham por la escena en Génesis 22.15-18, pensaríamos que éste fue un hombre sin un pasado por editar. Pero el Abraham que vemos en este pasaje es una persona que ha sido moldeada por la adversidad, las dudas y los fracasos tanto como por sus actos de fe. Él vivió, como todos lo hacemos, en el presente que no se puede repetir; y confió en Dios, el único que controla el futuro. Abraham vino a ser un ejemplo vivo de que «sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman» (Romanos 8.28).
Cada persona se mueve hacia muchos futuros posibles. Estas posibilidades tienen algo en común para las personas de fe: el Dios que nos espera en el futuro, las incluye a todas. Dios va delante de nosotros/as así como iba delante de Abraham.
Sr. Daniel Wray (Carolina del Norte, EUA)
Oración:
Dios de Abraham, ayúdame a vivir en el presente del modo que me lleve a donde quieras que esté en el futuro. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Nuestro presente se convierte en pasado que moldea nuestro futuro.
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