¿Crees tú en el Hijo del Hombre?
¿Y quién es, Señor, para que yo crea en El?
El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, a cual manifestará a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores; el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A El sea la honra y el dominio eterno. Amén. Yo soy el Alfa y la Omega–dice el Señor Dios–el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Creo, Señor.
Yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.
HE AQUI, PONGO EN SION UNA PIEDRA ESCOGIDA, UNA PRECIOSA piedra ANGULAR, Y EL QUE CREA EN EL NO SERA AVERGONZADO. Este precioso valor es, pues, para vosotros los que creéis.
Jn. 9:35, 36 Heb. 1:3 I Ti. 6:15,16 Ap. 1:8 Jn. 9:38 II Ti. 1:12 I P. 2:6,7