Una experiencia sorprendente es traer un hijo al mundo. Mi primer hija no fue planeada, pero sí anhelada como cualquier matrimonio que ya piensa en tener hijos después de un tiempo.
Mi embarazo fue caótico! Me sentía mal todo el tiempo, mi ginecóloga me trataba de dar ánimo, diciendo que todo el sufrimiento se me iba a olvidar en cuanto naciera la niña.
Yo comparaba mi embarazo con una enfermedad Terminal, que parecía no terminar!
Renegaba con los odiosos síntomas, desmayos, presión baja, sueño, pesadez, acidez, vómitos… todo esto es sólo físico, ni hablemos de lo otro… me preocupaba la gordura que tenía, soñaba que a mi hija me la cambiaban en el hospital… tenía miedo del parto… me quejaba con Dios y le decía:
“vos formaste al hombre con barro de la tierra… ¿Por qué las mujeres no podemos hacer al niño de la misma forma? ¿Por qué sufrir todo este calvario?”
Creo que Dios me miraba extrañado… o miraba mi malestar y comprendía…
La cosa es que llegué al límite con tanta queja, y conflictos con mi esposo por todo esto.
No sé si todos los matrimonios pasan por conflictos en la etapa que debería ser “ dulce espera”… pero mi esposo no podía esperar más a que nuestra hija naciera para que se terminaran nuestros conflictos por mi malestar.
¿Se supone que todo deba ser color de rosa?
Peleábamos por casi todo: el nombre, los padrinos, donde quiero que nazca, como le vamos a apodar, que ropita no le quiero poner y él si… etc.. etc… etc…
Hasta que llegó el gran día, fue como si todo lo que discutimos y peleamos no existiera, estábamos embobados con la princesa recién nacida…
Mi esposo, cambió totalmente, creo que ser padre cambia la vida de cualquiera y si bien es “caóticamente hermoso” vale la pena sufrir por 9 meses aunque la espera no sea “tan dulce”
Este es el mensaje para todas aquellas embarazadas que no la están pasando muy bien con la dulce espera…
Y para todos los maridos que, aunque traten de comprender, no entiendan para nada que les ocurre a las mujeres…¿?…
Así dice Dios en su palabra
1 Samuel 12:16 Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos.
Papis… La “gran cosa” es una personita más en el mundo que glorifique a Dios en toda su manera de vivir… y está en nuestras manos!
Dios les bendiga con sabiduría!