Problemas en el matrimonio
Alguna vez me pasó, que me fui a dormir enojada con mi esposo, porque habia vuelto de un dia largo y no había limpiado lo que ensució. Estaba todo el desastre amontonado, como si ya fuera a “volver la empleada” y hacer todo.
El estaba mirando tv. Con los pies arriba de la mesa, y decía estar muy cansado (como siempre) como si una no tuviera que estar cansada nunca y fuera un robot. (las mujeres me entienden, verdad?)
Lo primero que pensé fue, “¿Qué espera?, que haga de madre de él???” …
Yo hacía dormir a mi hija, mientras él me preguntaba que íbamos a comer.
Para desquitarme sin gritar, ni enojarme, le dije: “lo que vos hagas querido”…
Tuvo que inventarse algo, porque no me moví del sofá hasta que terminó de hacer la cena.
Para ambos era obvio que yo estaba enojada, pero el no me preguntó y yo no hablé.
Mi mente pensó: “el no hace esto… él no hace aquello… no hace ni lo que tiene que hacer… el es esto… el es aquello… es igual a su madre… no cambia… para que me casé?… pienso en separarme, quizás no ahora, pero en unos años más me vá a cansar lo suficiente…” etc…
Pero nunca hablé.
Así empieza un matrimonio en conflicto, cuando uno de los cónyugues (o ambos) piensa mal y no habla, no ora, no buscan una solución.
El no hablar con el cónyugue, hace que el resentimiento, con el tiempo se convierta en rencor… y a la próxima que él o ella haga lo que no me guste, seguiré acumulando la idea de que no soy feliz.
Y una cosa lleva a la otra sucesivamente…
Pasados los años cada cosa que nos ha molestado, se ha convertido en una pequeña piedra que ha formado una gran roca en el corazón y ha endurecido el amor del principio.
Final infeliz: la separación.
No es lo que teníamos planeado cuando dijimos: “si, acepto”.
¿Como se salvará un matrimonio que está en crisis si no hablan?
“con el corazón se cree para justicia, con la boca se confiesa para salvación”
Cada vez que me ha pasado que mi esposo hace lo que no me gusta, trato de “cazar” el pensamiento, trato de mantener la calma para no dar rienda suelta al enojo. Y voy a orar, Jesús sabe lo que estoy pensando, no lo puedo engañar.
Por eso, así, sin mas, le digo sinceramente lo que pienso y siento un alivio inmenso, dentro de mi. Luego, hablo con mi esposo, lo que me ha molestado.
Cuando los malos pensamientos atacan mi mente, trato de reemplazar un pensamiento negativo por uno positivo, acerca de mi esposo.
Por ej: “el no me trae flores, pero es cariñoso y demuestra quererme en su forma de ser”
La convicción es: “sé que el está conmigo, si yo o mis hijos pasáramos por algo malo”
Esa es la realidad. Es aceptar lo que el es conmigo y la familia, no lo que no puede hacer.
Proverbios dice: “tal es en su corazón, tal es él”
si conoces el corazón de tu esposo/a, sabrás porque el/ella es así.
Si hubiera algo que descubrí en mi cónyugue que no me gusta, oraré y sólo Dios sabrá lo que le pido y esperaré que responda en el cambio.
“por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones..”
Dios les bendiga y les ayude queridos matrimonios