Quisiera que la respuesta fuera que no, pero en la Biblia encontramos casos en donde si se perdió el milagro. Seguramente, tu conoces a alguien que habiendo obtenido un milagro, lo perdió. Esto es un poco difícil de aceptar, pero más fácil de comprender.
La Palabra del Señor dice en Mateo 14:28 dice: “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús”. La pregunta aquí es: ¿Recibió Pedro el milagro que quería? Por supuesto, caminar sobre el agua es un milagro. Ahora imagínese los demás milagros que uno puede llegar a recibir. Sin embargo, habiendo caminado Pedro sobre el agua, tuvo miedo por un momento y comenzó a hundirse.
El problema que tuvo Pedro aquí fue que al ver la tormenta que se avecinaba, tuvo miedo y se comenzó a hundir. Muchas personas reciben un milagro de sanidad, en las finanzas o en la familia; por ejemplo: Una persona cuyo matrimonio estaba desmoronando, se reconcilian de pronto y el Señor los levanta, están bien por unos meses y de pronto tienen un pleito. Ellos tienen miedo que ese pleito desate de nuevo toda una cadena de problemas que los van a llevar a un desastre familiar.
Hay personas que han recibido milagros de sanidad, a los 3 o 4 días sienten un dolor, entonces empiezan a hundirse de nuevo en la enfermedad y a aceptarla de vuelta a su ser. ¿Puede entonces ese temor traer la perdida de algo que recibimos por la fe? En el verso 31 dice: “Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.” Lo que quiero darle a parte de una respuesta es una recomendación. Si ha venido a su vida algo que le esta dando miedo, y ese miedo esta queriendo decirte que vas a perder lo que recibiste, repréndelo, tómate de la mano de Jesús, Él te va a sacar adelante.
Otra escritura que tiene que ver con que si se puede o no perder un milagro esta en Mateo 12:43 que dice: “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo siete espíritus peores que él, y entrando morarán allí; y el postrero estado de aquel hombre, viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación”. El milagro también se puede perder por pecado, por no estar lleno de Dios, de Su espíritu. Eso sucede frecuentemente con personas que acuden al Señor aclamando por un milagro, los he visto recibir el milagro, lo toman y vuelven a su mala vida. Algunos están bien por algún tiempo, y cuando obtienen lo que querían, piensan que pueden volver al mundo y a la vida de pecado y de tinieblas.
Hace muchos años, tuve un caso con una persona que llamaba constantemente para que se fuera a orar por su hija. El equipo de pastores, de los cuales formaba parte yo, había ido a liberar a esa jovencita varias veces. Cuando me tocó a mí, hubo alguien que me dijo: “No vallas”. Yo le pregunte ¿por qué? Y él me dijo: “Hemos ido tantas veces, la jovencita es liberada y reestructurada. Nunca están los papas cuando vamos, y cuando regresamos nos encontramos con que su habitación esta llena de posters de rock satánico, con equipo nuevo de televisión y de sonido, han hecho de su alcoba un refugio lleno de tinieblas. Entonces, por un lado se le libera y por el otro los papas dejan que eso ocurra. La niña vuelve a caer en todo eso, vuelve a ser poseída; y cada vez que vamos la encontramos peor. Si de verdad les interesa ser libres que vengan ellos acá”. Al principio me pareció una declaración un poco pesada al respecto, pero conforme fui madurando me di cuenta que tenía la razón la persona que me lo dijo.
No seas de las personas que habiendo recibido un milagro, se dedica a pecar nuevamente, no sea que algo peor te venga, que algo peor ocurra.
En Juan 5:14 dice: “Después le hallo Jesús en el templo, y le dijo: Mira has sido sano; no peques más, para que no te sobrevenga una cosa peor”. Aquí sé esta hablando de un hombre paralítico, que estaba en el estanque de la Eterna, esperando que las aguas se movieran para que lo lanzaran y quedar sano. Jesús pasó y le sanó sin necesidad de ser lanzado al agua; y el consejo de nuestro Señor Jesucristo fue, no peques más no sea que una cosa peor te acontezca.
Sí, se puede perder un milagro por miedo, por falta de fe, por volver a los pecados. Por lo tanto, te recomiendo una vida llena de santidad a todo aquel que esta siendo lleno de las bendiciones de Dios.