Después de la muerte de cierto predicador, sus parientes encontraron muchos de los manuscritos de sus sermones. Éstos fueron reunidos y amarrados, unos sobre los otros. Sobre los sermones había una tarjeta donde estaba escrita: “¿Que beneficios ésos sermones, por mí predicados, trajeron a quién les oyó?” En el otro lado de la tarjeta estaba la respuesta. Él escribió: “¿Donde están los rayos de sol del año pasado? Fueron para las frutas, granos y legumbres que alimentaron a la humanidad. ¿Donde están las gotas de lluvia del año pasado, que la mayoría de las personas ya olvidó? Hicieron su trabajo de refrescar, y su influencia aún permanece.” En conclusión el pastor escribió: “Asimismo, mis sermones también entrarán en las vidas, transformándolas y haciéndolas más nobles y más cristianas, preparandolas para el Cielo.”
¿Que beneficios nuestras palabras traen a las personas con quienes hablamo sí ¿Que beneficios nuestras actitudes transmiten a las personas a quienes dirigimosí ¿Que frutos han dado nuestra vida cristiana en el ambiente en el que vivimosí