¿Nunca te sientes solo?
¿Nunca se te ocurre pensar que es el último día,
que es la última hora de luz desvaneciéndose;
que hace ya tanto tiempo que no tocas a nadie
cuando estiras tu brazo en la cama?
¿Nunca te pega un salto el corazón cuando el silencio
se traga los sonidos: ni música, ni voces, ni pasos,
ni el tictac del reloj, ni la piedrita celeste que es la gota
de la canilla a la que hay que cambiarle el cuerito?
¿Nunca te despiertas de noche, con temor?
¿Nunca la soledad te estaquea, sin dejarte mover...
y sabes que allá lejos hay alguien sentada junto
al teléfono, esperando?
Alguien que ha planchado una blusa,
que ha pintado sus uñas con esmalte rosa,
que ha encendido una estrella en su pensamiento
para que tus ojos de manso color queden iluminados...
Alguien que has mirado con mirada de hombre,
que has despertado con esa mirada.
Ay, no sabes lo que una mirada puede hacer
cuando irrumpe en la sala vacía del alma,
cuando ocupa los cuatros rincones,
cuando te hace creer que estará siempre allí...
Ay, no sabes lo que una mirada puede hacer
cuando te la llevas, cuando la desesperación
baja su párpado y el oscuro telón lo tapa todo...
y entonces se secan las violetas, se destiñe el colibrí, se
le pierden las plumas a las alas del ángel de la guarda.
¿Nunca extrañas un beso?
¿Nunca te vuelves loco al oler un perfume de jazmín
y vainilla y anhelas que la que siempre
lo usa esté allí, abrazada a tu cuerpo, amparada en tu
cuerpo, creciendo de tu cuerpo como un jardín que
se extiende desde tí al universo?
Ay, no sabes lo que un beso puede hacer...
Puede despertar todas las células dormidas,
detener al otoño, fabricar el verano...
Ay, no sabes lo que la falta de un beso puede hacer...
cuando alguien espera tu llamado, junto al teléfono,
y el llamado no llega... y mientras esperaba
se dibujó en la boca el beso que llegaría contigo...
y al saber que no irás, tiene que despegarse
de la boca el dibujo, romperlo en mil pedazos y
ahogarlos en las lágrimas que llenan la fuentecita
del cuenco de la mano...
¿Lloraste alguna vez?
¿Lloraste por amor?
¿Lloraste por temor?
¿Lloraste porque la soledad te dolía como si un
carbón encenddo te quemara la frente?
¿Cuántas lágrimas pueden llorar los hombres
a lo largo de toda su existencia?
¿Cien lágrimas? ¿Mil lágrimas...?
¿Has sido capaz de llorar tus lágrimas?
Y ahora, en esta noche que comienza y durará
una eternidad, como todas las noches...
¿Oyes el rumor de una voz tratando de alcanzarte?
¿Oyes a alguien gemir, tratando de conmoverte?
¿Oyes estas palabras que alguien deja caer
en el papel y el papel transportará a tu mente
con el vuelo de sus alas silenciosas?
¿Sabes ahora quien es esa que espera, esa que
piensa en tí, esa que aguarda tu voz, tu piel, tu beso?
¿Sabes quien es la que se siente sola,
la que planchó su blusa, la que encendió una estrella
para que tus ojos de manso color queden iluminados?
Dilo. Dí mi nombre.
Porque sabes muy bien que soy yo.
Poldy Bird
Kilos de besos
Ami