Uno de los cuadros mas famosos de Alberto Durero es el llamado “Manos que oran”. Detras de este cuadro hay una historia preciosa. Pertenecia el pintor a una familia numerosa, dieciocho hermanos. Su padre trabajaba en unas minas de oro, cerca de Nuremberg, como orfebre y en todo lo que podia. Dos de los hermanos, Alberto y otro, sentian gran aficion por el arte. Pero sabian que su familia no podia costear los estudios de ninguno. Despues de hablar muchas veces de sus ilusiones, un domingo, al salir de la Iglesia, decidieron echar al aire una moneda a ver a cual de los dos le tocaba la suerte. El afortunado iria a Nuremberg a estudiar y el otro a trabajar a las minas para costearle los gastos. Y cuando aquel acabase sus estudios, con su trabajo de artista, le pagaria al otro para que estudiase. La suerte cayo sobre Alberto. Pronto destaco. Despues de algun tiempo ya sus obras se vendian y a buen precio. Al acabar, cuatro años de preparacion, volvio a su casa y celebraron un festejo familiar. Al final, Alberto brindo por su hermano y le dijo: — Tu me has pagado a mi. Ahora ve tu a la Academia, que yo me hago cargo de tus gastos. — No, hermano —respondio el aludido—. Mira mis manos: el duro trabajo en la mina durante cuatro años las ha deformado. Ya no sirven para el arte. Para mi... ya es tarde. Alberto Durero, como homenaje a aquel hermano suyo, plasmo en el lienzo sus manos maltratadas: manos huesudas, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo. Como titulo al cuadro puso, simplemente, “Manos”. Pero la gente, ante la fuerza de aquellas manos, le completo el nombre y le llamo “Manos que oran”.
LES DESEO UN BUEN INICIO DE SEMANA.
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